El Papa tenía antecedentes de insuficiencia respiratoria aguda en neumonía bilateral multimicrobiana, bronquiectasias múltiples, hipertensión y diabetes de tipo II.
Jorge Mario Bergoglio asumió la conducción de la Iglesia y emprendió un camino valiente, sin preocuparse demasiado por el sector del catolicismo reticente a las transformaciones.